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Evaluación de trastornos de personalidad (Millon)

| 27/12/08

Sanchez, R. (2006). Parte V del artículo: "El papel de la personalidad en los trastornos isquémicos-cardiovasculares" En Factores psicológicos y trastornos isquémicos cardiovasculares. Urquijo, S. (comp). Editorial UNMdP, Mar del Plata (en prensa).


IV.II. Evaluación.

Una vez sentados los lineamientos de su modelo, Millon se dedico a desarrollar diferentes instrumentos para operacionalizar sus constructos teóricos. En 1977 aparece la primera versión del primero de esos instrumentos: el Inventario Clínico Multiaxial de Millon (MCMI) (Strack, 1999), diseñado para evaluar trastornos de la personalidad. Posteriormente, fueron diseñados otros instrumentos de personalidad y clínicos para evaluar operacionalmente la teoría y para proveer evidencia empírica acerca de la validez del modelo (Sanchez, 2003a).

La gama de inventarios es amplia e incluye diferentes pruebas orientadas, por ejemplo, a la personalidad patológica (el MCMI, que cuenta a la actualidad con tres versiones) (Millon, 1999b; Millon, 1997b), a los estilos de personalidad (Inventario Millon de Estilos de Personalidad – MIPS) (Millon, 1997a), a los adolescentes, evaluando tanto personalidad normal (Millon Adolescent Personality Inventory, MAPI) como patológica (Millon Adolescent Clinical Inventory, MACI), o a la salud (Millon Behavioral Health Inventory, MBHI) (Strack, 1999).

El instrumento, desarrollado para operacionalizar el modelo psicopatológico, como se dijo, es el Inventario Clínico Multiaxial de Millon [MCMI] (Millon, 1999b). Se trata de una técnica psicométrica de evaluación en psicología clínica y psicopatología, construida en función de la formulación teórica de los patrones de personalidad de Millon, sobre la idea de la personalidad como un continuo entre normalidad y anormalidad. El MCMI resulta, en principio, una prueba adecuada para la evaluación de la personalidad y sus trastornos (Craig, 1999a). Se trata de un eficaz instrumento psicométrico que permite establecer, con precisión y economía, un continuo entre aspectos funcionales y disfuncionales de la personalidad. Así, el MCMI permite un acercamiento a los estilos normales de personalidad y no sólo a los trastornos de personalidad (Choca y Van Denburg, 1998). En adición, el MCMI permite medir también la presencia de ciertas condiciones sintomáticas tales como ansiedad, depresión, hipomanía, abuso de sustancias y otras.

Como se dijo anteriormente, existen en la actualidad tres versiones del MCMI (Millon, 1999b; Millon, 1997b). Las revisiones (en 1987 y en 1994) fueron realizadas para adaptar el instrumento tanto a los cambios sufridos por la teoría cuanto a las modificaciones realizadas en la sección de trastornos de la personalidad en las últimas versiones del DSM (APA, 1988; APA, 1995).

Según Widiger (1999), el MCMI-III es quizás el instrumento más apropiado con el que evaluar empíricamente el modelo teórico de Millon, como el instrumento que más directamente se relaciona con la evaluación del foco central de la teoría de los trastornos de la personalidad. También el MCMI-III podría ser el inventario de auto-informe favorito entre los clínicos para la evaluación de los trastornos de personalidad del DSM-IV (Widiger, 1999). El MCMI-II también resulta un fiel reflejo de la conceptualización teórica de Millon (Choca y otros, 1996).

Un instrumento diagnóstico resulta más útil cuando está relacionado con una teoría comprensiva, como es el caso de esta prueba (Millon, 1992). Según Piotrowski (1997), una revisión de estudios sobre el tema indica que el MCMI ocupa un lugar preponderante entre los tests más frecuentemente usados en la práctica clínica, siendo solo superado por el MMPI en el área de la evaluación objetiva de la personalidad. Otro tanto sucede en la investigación, donde el MCMI resulta el tercer test más usado; sólo el MMPI-2 y el Rorschach han producido más investigaciones (Craig, 1999b).

Existe una controversia en torno a la capacidad del MCMI-III para medir los constructos de la teoría (Sanchez, 2003a). Esta controversia se basa en que, supuestamente, la mayoría de sus ítems fueron reescritos para representar los criterios diagnósticos del DSM-IV en lugar de los constructos teóricos de la teoría elaborada por Millon (Widiger, 1999). Así, es difícil determinar a priori si el MCMI-III evalúa el modelo teórico o los criterios diagnósticos del DSM-IV para el trastorno correspondiente. Sobre el MCMI-II, instrumento ampliamente utilizado aún en la actualidad para evaluación clínica, no existe tal controversia, lo que, en principio, habilitaría a continuar con su uso.

Otra discusión presente en la literatura actual está enfocada hacia los resultados que brinda la prueba. Algunos autores sostienen que las escalas básicas, o algunas de ellas, son más bien medidas de estilos de personalidad antes que de trastornos. Así, desde la perspectiva de Choca y sus colaboradores (Choca y Van Denburg, 1998; Choca y otros, 1992), las escalas básicas de personalidad originales miden estilos más que trastornos de la personalidad. Estos autores consideran que las puntuaciones altas de esas escalas básicas deben considerarse como una medida de las asunciones básicas de la persona, de sus actitudes más destacadas y su forma característica de interactuar, sin dar por sentado que cualquier elevación es señal de patología. En el mismo sentido, Craig (1999a) señala que si bien el MCMI es principalmente un instrumento para la evaluación diagnóstica de los trastornos de la personalidad, existe evidencia de que algunas de sus escalas son medidas de estilos de personalidad y no de trastornos.

Más allá de estas controversias, el MCMI es un instrumento ampliamente usado tanto en investigación como en la práctica clínica. En sus tres versiones, ha generado más de 500 artículos y 6 libros, ha sido traducido a varios idiomas y está siendo usado en investigaciones transculturales (Craig, 1999a; Craig, 1999b). Gracias a este cúmulo de evidencia empírica, se cuenta en la actualidad con un bagaje de conocimientos substancial para tomar decisiones clínicas basadas en los resultados de esta prueba (Craig, 1999b). Si bien originalmente el instrumento fue diseñado para usar con población clínica, se han realizado algunas investigaciones con población no clínica (Craig, 1999b). En nuestro país, se ha utilizado el MCMI-II para evaluar personalidad en pacientes con enfermedades cardiovasculares internados en unidad coronaria (Sanchez, 2003b; Urquijo, Sanchez, Monssón y Heredia, 2001) y en alumnos ingresantes a la carrera de Psicología en una Universidad Nacional (Sans, Calzetti y Morales, 2000).

El MCMI en sus versiones II y III contiene cinco tipos de escalas: escalas de validez y de tendencia de respuesta, escalas de trastornos de personalidad de gravedad leve, escalas de trastornos de personalidad más patológica, escalas de síndromes clínicos de gravedad moderada, y escalas de síndromes clínicos de gravedad acentuada. En total son 22 escalas clínicas (24 en el MCMI-III) y 4 escalas de validez y de tendencia de respuestas medidas a través de 175 ítems dicotómicos, con formato de respuesta Verdadero / Falso, y un tiempo relativamente breve de aplicación (15 a 25 minutos). Las diferentes características de la personalidad son recogidas en las siguientes escalas:

- 4 escalas de fiabilidad y validez: validez, sinceridad, deseabilidad y alteración;

- 10 escalas básicas de la personalidad (11 en el MCMI-III): esquizoide, fóbica, dependiente, histriónica, narcisista, antisocial, agresivo-sádica, compulsiva, pasivo-agresiva y autodestructiva / masoquista (el MCMI-III agrega la depresiva);

- 3 escalas de personalidad patológica: esquizotípica, límite y paranoide;

- 6 síndromes clínicos de gravedad moderada (7 en el MCMI-III): ansiedad, histeriforme, hipomanía, distimia, abuso de alcohol y abuso de drogas (el MCMI-III agrega estrés postraumático);

- 3 síndromes clínicos de gravedad severa (pensamiento psicótico, depresión mayor y trastorno delirante).

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