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El gen del lenguaje

| 13/6/07
Podría decirse que el año 2001 ha sido el año de la genética. Después de la decodificación del genoma humano, no han cesado de producirse descubrimientos más o menos resonantes que involucran el conocimiento de las piezas fundamentales de los organismos vivos.

En el mes de octubre, por ejemplo, un equipo encabezado por los investigadores Cecilia S. L. Lai y Simon E. Fisher, ha identificado un gen concreto, en el cromosoma 7, que produce en los miembros de una familia serias dificultades lingüísticas traducidas en problemas graves para construir frases y entenderlas, es decir, para aplicar la lógica del lenguaje.

Las personas investigadas, sin embargo, no eran inferiores en inteligencia general a las personas normales. Por lo tanto, el lenguaje parece ser una cosa diferente e independiente de lo que se considera la inteligencia general, que es medida por los psicólogos por medio de tests.

En contraste con las dificultades de los adultos portadores de ese gen para hablar correctamente, los niños normales poseen una asombrosa destreza para manejar el idioma materno. De una manera inconsciente parecen tener muy clara la estructura interna del idioma. Otras destrezas como la matemática, las adquieren los niños mucho más tarde y con mucho más esfuerzo. Hablar es algo natural en los niños; multiplicar no.

El lingüista Noam Chomsky llegó hace 40 años a la convicción de que, efectivamente, los niños vienen al mundo con estructuras neuronales que los capacitan para aprender un idioma; en cierto modo, disponen de un "órgano para el lenguaje". Debe haber algo común, un conjunto de reglas, en todas las lenguas a pesar de su enorme diversidad; por eso es posible la traducción de un idioma al otro. Esa base común, sería, según Chomsky, innata.

El gen anómalo que presenta la familia investigada sólo se diferencia de su forma normal en una base de la cadena de nucleótidos (adenina en lugar de guanina) en una sola hebra de la doble hélice del ADN. Ese cambio modifica un sólo aminoácido en la cadena de la proteína para la que codifica el gen. El resultado de una variación tan minúscula en una molécula es sorprendente: un grave problema lingüístico.

Sin embargo, no puede deducirse a partir de este descubrimiento que existe un "gen para el lenguaje". El que un cambio de base impida formar bien las frases no significa que ese gen concreto sea el responsable del lenguaje. Pero sí parece querer decir que hay una base genética para el lenguaje, reivindicando al lingüista Chomsky.

El descubrimiento del gen citado en el cromosoma 7 puede ser un primer aporte del Proyecto Genoma Humano al conocimiento de las bases biológicas del comportamiento. Y también representa quizás el nacimiento de una nueva disciplina científica: la genética cognitiva.

Extraido de Educyt #179 2da sección. Año 5 nº 179. 18 de Febrero de 2002

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